Cada año, cuando llega verano, oímos hablar de los protectores solares y de la importancia de protegernos la piel de los rayos del sol. Pero, ¿realmente conocemos qué es y cómo funciona un protector solar? ¿qué es el SPF? ¿qué tipo de producto necesitas para tu tipo de piel? A continuación aclaramos algunas de las dudas más comunes para que puedas protegerte de forma consciente.
/ LAS RADIACIONES SOLARES
Hay tres tipos de radiación ultravioleta emitida por el sol: los rayos UVA, UVB y UVC. Los UVC son los más peligrosos para nuestra salud, sin embargo no debemos preocuparnos por ellos ya que son totalmente absorbidos por la atmósfera y no llegan a nosotros. Los rayos UVA y UVB sí que traspasan la atmósfera y son la primera causa de envejecimiento prematuro de la piel, es por esto que debemos protegernos bien de ellos durante todo el año, y no solo en verano.
Según la Skin Cancer Foundation, “la luz UVB es la principal causa de las quemaduras por el sol, mientras que los rayos UVA penetran en la piel más profundamente y se asocian con las arrugas y la pérdida de la elasticidad. Ambas luces se consideran también causantes del cáncer de piel.” Esto no significa que el sol sea perjudicial y debamos huir de él, al contrario. Gracias al sol, por ejemplo, formamos la vitamina D, que es esencial para que nuestro organismo pueda fijar bien el calcio. Lo que debemos hacer es procurar no exponernos al sol en exceso y, siempre que lo hagamos, ponernos protección.
/ EL SPF
Todos los protectores solares tienen un número de SPF que oscila entre el 6 y el 100. Se suele pensar que este número indica la cantidad de protección que la crema brinda a nuestra piel, pero esto no es exactamente así. SPF son las siglas en inglés de Factor de Protección Solar (Solar Protection Factor). El SPF no indica si el protector es más o menos potente sino el tiempo durante el cual el protector aumenta la capacidad de defensa natural de la piel. Es decir, si nuestra piel puede estar hasta 20 minutos expuesta al sol sin sufrir daños, un protector solar con SPF 15 multiplica 20x15 y nuestra piel estará protegida 300 minutos, osea 5 horas. Entonces, el mito de que con un SPF más bajo nos bronceamos más es falso. La cantidad de protección de una crema solar de SPF 15 o de SPF 50 es exactamente la misma, la diferencia es que con el 50 estaremos protegidos más tiempo y la de 15 nos la tendremos que reaplicar más a menudo para evitar quemaduras.
/ FILTROS FÍSICOS Y QUÍMICOS
En los protectores solares, existen dos tipos de filtros: los físicos y los químicos.
Los filtros físicos están formados por minerales, normalmente óxido de titanio y zinc. Estos filtros forman una barrera en la piel que actúa como un espejo para que las radiaciones se reflejen y no puedan penetrar en nuestra piel. Su principal problema es que a veces pueden resecar la piel y dejan el típico rastro blanco. Sin embargo, son los más respetuosos con el medio ambiente y no hace falta aplicárselos 30 minutos antes de la exposición al sol ya que su efecto es inmediato. Los filtros químicos se basan en compuestos de carbono como el Mexoryl. Estos ingredientes absorben la radiación ultravioleta y la devuelven como radiación térmica, inocua para nuestro cuerpo. Estos filtros no deshidratan la piel ni dejan rastro blanco pero hay que tener en cuenta que deben aplicarse unos 30 minutos antes de exponerse al sol para que hagan su efecto. Actualmente, la mayoría de protectores suelen combinar los dos tipos de filtros.
/ EL PROTECTOR SOLAR NO LO ES TODO
Aunque usar protector solar es esencial para cuidar nuestra piel y prevenir daños, su protección nunca es del 100% y siempre hay una parte de la radiación solar que llega a nuestra piel. Es por esto que es muy importante evitar la exposición al sol entre 12h y las 16h (ya que en esta franja horaria la radiación es mayor) y protegerse los ojos con gafas de sol y la cabeza con gorras o sombreros. Además de preparar la piel antes y después de la exposición al sol con la hidratación óptima para nuestra piel.